A Serious Man
October 2, 2009
Mario.mg09
7
September 13, 2025
Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera profesional se ve amenazada cuando comienza a recibir una serie de anónimos con acusaciones contra su persona.
Los Coen nos traen una comedia maravillosa, donde nuestro protagonista es un judío padre de familia, que intenta reestructurar y buscar respuestas a través de su reconexión con su faceta religiosa.
En Barton Fink teníamos a un protagonista judío, quien escribía para demostrar su superioridad ante el vulgar público, aquí tenemos a un judío que esquiva sus problemas, totalmente reprimido y que no intenta ni quiere estar por encima de nadie, porque tampoco se ve capaz, formando parte de aqul vulgo que Barton Fink tanto mira por encima. A Barton Fink le pisoteaban y le dejaban claro que su lugar estaba entre el vulgo, pero a nuestro protagonista lo pisotean, maltratan, aplastan, desangran... y no parece reaccionar ante nada, opta por la indiferencia y la comodidad de dejarse llevar por la vida sin ambición o carácter alguno, aferrándose a un Dios que está demasiado ocupado con los Bar Mitzvá.
Es un hombre atormentado, incapaz de enfrentar sus problemas y que busca respuestas en Dios, en vez de buscarlas en él mismo. Es una película con una puesta en escena con un carácter enigmático y onírico, una película con un absurdo tanto estético como existencial. Los valores tradicionales americanos de la familia y la empresa han caído, porque los ha perdido, busca respuestas en la fé, pero esta no se las ofrece, porque lo que tiene que hacer es romper con sus valores, reglas e incluso fé, para recuperar el control de su destino.
El protagonista está completamente hundido, y si no hace nada más que asimilarlo, dejarlo pasar y justificarlo alegando que es la voluntad de Dios, nunca saldrá de ahí, solo le quedará la esperanza, y esta puede resultar un sentimiento cruel y tormentoso. Al igual que su casa, vive en una parcela sin vallar, sin ningún límite marcado, y todo puede entrar sin ni hay límites. Nuestro protagonista ha suprimido cualquier voluntad propia, negándose a afrontar los problemas que se le avecinan, porque él no hace nada, no pone límites y todo se le viene encima, es una condena que viene a raíz de su nula capacidad de reacción.
Nuestro protagonista busca respuestas sin encontrarlas, no rompe con sus valores éticos y religiosos, pero tampoco actúa nunca, no reacciona ni tiene carácter, nunca hace nada con el entusiasmo de quien está vivo y lo celebra cada día. Pero al final, rompe con todo y acepta el soborno de su alumno asiático, y en consecuencia suceden dos debacles: Dios habla por primera vez en la película, como si estuviera enfadado con su hijo, y manda al médico de nuestro protagonista para que anuncie su muerte, como si de un castigo se tratara; por otro lado, parece que Dios envía un tornado para que arrase con el pueblo. Pareciera que los Coen nos quieren decir, de manera metafórica, que Dios solo existe cuando buscamos un castigo.
Sin duda es una película muy interesante de los Coen, con un guión que, al igual que las respuestas que nuestro protagonista recibe, resulta muy ambiguo, pero no porque esté descuidado, sino porque los Coen abren muchas incógnitas que luego no cierra, porque al igual que en la propia película, la respuesta a estos problemas está en ti. Por otro lado, toda la obra resulta un ejercicio estilístico maravilloso, con una narrativa que impulsa todo el carácter ambiguo y onírico de la película. Esa vecina con la que nuestro protagonista se desfoga, parece la propia imagen del diablo, llevándose a ese débil hombre a correr una aventura que lo aleje por un momento de su vida. Una película muy divertida, exagerada y que en aspectos técnicos resulta sublime, es una película que propone una reflexión espiritual y metafísica muy interesante y abierta. Un 7'3.
Los Coen nos traen una comedia maravillosa, donde nuestro protagonista es un judío padre de familia, que intenta reestructurar y buscar respuestas a través de su reconexión con su faceta religiosa.
En Barton Fink teníamos a un protagonista judío, quien escribía para demostrar su superioridad ante el vulgar público, aquí tenemos a un judío que esquiva sus problemas, totalmente reprimido y que no intenta ni quiere estar por encima de nadie, porque tampoco se ve capaz, formando parte de aqul vulgo que Barton Fink tanto mira por encima. A Barton Fink le pisoteaban y le dejaban claro que su lugar estaba entre el vulgo, pero a nuestro protagonista lo pisotean, maltratan, aplastan, desangran... y no parece reaccionar ante nada, opta por la indiferencia y la comodidad de dejarse llevar por la vida sin ambición o carácter alguno, aferrándose a un Dios que está demasiado ocupado con los Bar Mitzvá.
Es un hombre atormentado, incapaz de enfrentar sus problemas y que busca respuestas en Dios, en vez de buscarlas en él mismo. Es una película con una puesta en escena con un carácter enigmático y onírico, una película con un absurdo tanto estético como existencial. Los valores tradicionales americanos de la familia y la empresa han caído, porque los ha perdido, busca respuestas en la fé, pero esta no se las ofrece, porque lo que tiene que hacer es romper con sus valores, reglas e incluso fé, para recuperar el control de su destino.
El protagonista está completamente hundido, y si no hace nada más que asimilarlo, dejarlo pasar y justificarlo alegando que es la voluntad de Dios, nunca saldrá de ahí, solo le quedará la esperanza, y esta puede resultar un sentimiento cruel y tormentoso. Al igual que su casa, vive en una parcela sin vallar, sin ningún límite marcado, y todo puede entrar sin ni hay límites. Nuestro protagonista ha suprimido cualquier voluntad propia, negándose a afrontar los problemas que se le avecinan, porque él no hace nada, no pone límites y todo se le viene encima, es una condena que viene a raíz de su nula capacidad de reacción.
Nuestro protagonista busca respuestas sin encontrarlas, no rompe con sus valores éticos y religiosos, pero tampoco actúa nunca, no reacciona ni tiene carácter, nunca hace nada con el entusiasmo de quien está vivo y lo celebra cada día. Pero al final, rompe con todo y acepta el soborno de su alumno asiático, y en consecuencia suceden dos debacles: Dios habla por primera vez en la película, como si estuviera enfadado con su hijo, y manda al médico de nuestro protagonista para que anuncie su muerte, como si de un castigo se tratara; por otro lado, parece que Dios envía un tornado para que arrase con el pueblo. Pareciera que los Coen nos quieren decir, de manera metafórica, que Dios solo existe cuando buscamos un castigo.
Sin duda es una película muy interesante de los Coen, con un guión que, al igual que las respuestas que nuestro protagonista recibe, resulta muy ambiguo, pero no porque esté descuidado, sino porque los Coen abren muchas incógnitas que luego no cierra, porque al igual que en la propia película, la respuesta a estos problemas está en ti. Por otro lado, toda la obra resulta un ejercicio estilístico maravilloso, con una narrativa que impulsa todo el carácter ambiguo y onírico de la película. Esa vecina con la que nuestro protagonista se desfoga, parece la propia imagen del diablo, llevándose a ese débil hombre a correr una aventura que lo aleje por un momento de su vida. Una película muy divertida, exagerada y que en aspectos técnicos resulta sublime, es una película que propone una reflexión espiritual y metafísica muy interesante y abierta. Un 7'3.