Harvey
December 4, 1950
Mario.mg09
7
May 20, 2025
Elwood P. Dowd (James Stewart) es un hombre afable, cariñoso y siempre dispuesto a ayudar a los demás. Su único problema es que va a todas partes acompañado por un imaginario conejo gigante al que llama Harvey. La familia de Elwood no sabe qué hacer y opta por llevarlo a un psiquiátrico.
Una ligera comedia, pero con una enorme carga moral. Elwood es un hombre bondadoso, inocente y amable, un hombre que ha preferido ser dulce y feliz, a ser listo y "normal".
La obra contrapone dos mundos paralelos: el de Elwood, siempre acompañado de su 'Pooka', un ser que adopta la forma de conejo y quien le acompaña y protege, un ser fiel y sincero, y el mundo real, un lugar desagradable, maleducado y egoísta. El mundo real intenta llevarse consigo a Elwood, para quienes no es más que un pobre enfermo peligroso, pero poco a poco, Elwood se convierte en el propio 'Pooka' del mundo real, protegiéndoles de ellos mismos, haciéndoles soñar y liberándoles de su amargura. Sin duda es una obra con tonos entrañables, describe hiperbólicamente el mundo real y, a través de Elwood, nos recuerda que aún existe algo de bondad en él.
Está claro que formula cierta crítica social y a las instituciones mentales, recordemos que en esos tiempos eran lugares pesadillescos, posiblemente peores que una cárcel. La película se divide en dos tipos de personas, quienes aceptan a Harvey y disfrutan de la riqueza onírica que proporciona, símbolo de la autonomía de conciencia y de la libertad individual, y quienes lo ven como las leyes dictan que hay que verlo, sin criterio o interés alguno, personas que ven el mundo en blanco y negro, y quienes no se permiten a sí mismas soñar. Así pues, en un mundo amargo, el dulce Elwood invoca a este conejo para acompañar su cortesía, educación e inocencia, Harvey llega para dar color y a recordar que no todo es blanco y negro. Un ser que en principio nadie veía, pero con el que van abriendo los ojos.
Una obra que puede tener sus fallos, en lo formal no es perfecta, pero que logra agradar gracias a su enorme humanismo y tono entrañable. Al igual que Harvey, resulta un inocente descanso del amargo mundo real. Y por otro lado, si la obra logra agradar es también gracias al brillante trabajo que realiza James Stewart quien, para mí, es el mejor actor de la historia. Gracias a sus gestos y a su continuo énfasis en la presencia del conejo, pese a no verle, notamos que está ahí en todo momento, el trabajo de James Stewart es impecable, nunca defrauda. Un 7'9.
Una ligera comedia, pero con una enorme carga moral. Elwood es un hombre bondadoso, inocente y amable, un hombre que ha preferido ser dulce y feliz, a ser listo y "normal".
La obra contrapone dos mundos paralelos: el de Elwood, siempre acompañado de su 'Pooka', un ser que adopta la forma de conejo y quien le acompaña y protege, un ser fiel y sincero, y el mundo real, un lugar desagradable, maleducado y egoísta. El mundo real intenta llevarse consigo a Elwood, para quienes no es más que un pobre enfermo peligroso, pero poco a poco, Elwood se convierte en el propio 'Pooka' del mundo real, protegiéndoles de ellos mismos, haciéndoles soñar y liberándoles de su amargura. Sin duda es una obra con tonos entrañables, describe hiperbólicamente el mundo real y, a través de Elwood, nos recuerda que aún existe algo de bondad en él.
Está claro que formula cierta crítica social y a las instituciones mentales, recordemos que en esos tiempos eran lugares pesadillescos, posiblemente peores que una cárcel. La película se divide en dos tipos de personas, quienes aceptan a Harvey y disfrutan de la riqueza onírica que proporciona, símbolo de la autonomía de conciencia y de la libertad individual, y quienes lo ven como las leyes dictan que hay que verlo, sin criterio o interés alguno, personas que ven el mundo en blanco y negro, y quienes no se permiten a sí mismas soñar. Así pues, en un mundo amargo, el dulce Elwood invoca a este conejo para acompañar su cortesía, educación e inocencia, Harvey llega para dar color y a recordar que no todo es blanco y negro. Un ser que en principio nadie veía, pero con el que van abriendo los ojos.
Una obra que puede tener sus fallos, en lo formal no es perfecta, pero que logra agradar gracias a su enorme humanismo y tono entrañable. Al igual que Harvey, resulta un inocente descanso del amargo mundo real. Y por otro lado, si la obra logra agradar es también gracias al brillante trabajo que realiza James Stewart quien, para mí, es el mejor actor de la historia. Gracias a sus gestos y a su continuo énfasis en la presencia del conejo, pese a no verle, notamos que está ahí en todo momento, el trabajo de James Stewart es impecable, nunca defrauda. Un 7'9.