Le Havre
September 8, 2011
Mario.mg09
7
June 17, 2025
Marcel Marx, famoso escritor bohemio, se ha exiliado voluntariamente y se ha establecido en la ciudad portuaria de Le Havre (Francia), donde vive satisfecho trabajando como limpiabotas, porque así se siente más cerca de la gente. Tras renunciar a sus ambiciones literarias, su vida se desarrolla sin sobresaltos entre el bar de la esquina, su trabajo y su mujer Arletty; pero, cuando se cruza en su camino un niño negro inmigrante, tendrá que luchar contra los fríos y ciegos mecanismos del Estado, armado únicamente con su optimismo y con la incondicional solidaridad de los vecinos del barrio, para evitar que su protegido caiga en manos de la policía.
Kaurismaki vuelve a tejer un mundo lleno de esperanza y bondad, donde sus personajes cooperan de forma desinteresada por un bien común.
Se siente como un cuento blanqueado y alejado de la realidad, pero los que critican esto, no entienden que eso es el cine, una historia que nos aleje de la realidad, si quieres ver lo contrario, te ves un documental.
Lo que hace brillante a Kaurismaki, es que ofrece una visión humana, milagrosa y moral, pero precisamente sin caer en discursos políticos o morales.
El director sigue en su línea con esos personajes hieráticos que no expresan emoción alguna.
-¿Has llorado?
-No.
-Bien, no sirve de nada.
Diálogos filosos, secos y bellos, sus personajes parecen hablar a través de la literatura. Una puesta en escena majestuosa como siempre: con una paleta de colores compuesta por tonos fríos y grisáceos, que contrasta con tonos intensos y vivos. Sus encuadres medidos al detalles, todo lo que aparece en escena está medido al milímetro en sí, cada plano es una obra de arte. Es bellísimo cuando utiliza platos de comida en sus planos, crea unos bodegones magníficos, totalmente acordes a su estilo.
Siempre en el barco de Kaurismaki. Un 7'3.
Kaurismaki vuelve a tejer un mundo lleno de esperanza y bondad, donde sus personajes cooperan de forma desinteresada por un bien común.
Se siente como un cuento blanqueado y alejado de la realidad, pero los que critican esto, no entienden que eso es el cine, una historia que nos aleje de la realidad, si quieres ver lo contrario, te ves un documental.
Lo que hace brillante a Kaurismaki, es que ofrece una visión humana, milagrosa y moral, pero precisamente sin caer en discursos políticos o morales.
El director sigue en su línea con esos personajes hieráticos que no expresan emoción alguna.
-¿Has llorado?
-No.
-Bien, no sirve de nada.
Diálogos filosos, secos y bellos, sus personajes parecen hablar a través de la literatura. Una puesta en escena majestuosa como siempre: con una paleta de colores compuesta por tonos fríos y grisáceos, que contrasta con tonos intensos y vivos. Sus encuadres medidos al detalles, todo lo que aparece en escena está medido al milímetro en sí, cada plano es una obra de arte. Es bellísimo cuando utiliza platos de comida en sus planos, crea unos bodegones magníficos, totalmente acordes a su estilo.
Siempre en el barco de Kaurismaki. Un 7'3.