En una América todavía llena de pioneros, un sheriff (Redford) persigue a un indio que huye de la justicia. Western de argumento sencillo que destacó por reflejar el punto de vista de los indios.

Un wéstern con ideas interesantes, pero que al terminarlo sientes que te ha sabido a poco. No ha sabido conjugar del todo bien sus elementos y, por lo general, resulta insustancial.

Comenzando por la idea principal, es una trama simple y alto previsible, que destaca sobre todo por ofrecernos el punto de vista de los indios. De este modo, la obra adquiere cierta carga reflexiva, que compensa la poca carga dramática que tiene. La historia no se toma su tiempo en construir una buena base dramática, y esto repercute en el desarrollo de la propia historia, donde nos encontramos con una narrativa aburrida y carente de emoción. No es un guión con la suficiente calidad, es un hombre persiguiendo a un indio que resulta ser inocente; es una obra que intenta ser reflexiva y aleccionante, pero con la que no terminas de conectar, porque sientes que le falta ingenio, ya que en el fondo no te está ofreciendo nada interesante.

Una película que plantea algo interesante, pero a la que le falta nervio y construcción dramática, aunque en aspectos formales es muy correcta. El trabajo de fotografía y de localizaciones es bueno, pero la dirección se salva a trompicones. Robert Redford está bastante bien, pero Katharine Ross está horrible con la cara pintada. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, es un western más que trata la discriminación racial, sin ofrecer tampoco nada que sea sumamente ingenioso. Un 6'2