The Tin Star
November 6, 1957
Mario.mg09
8
October 4, 2025
El veterano cazador de recompensas Morg Hickman (Henry Fonda) cabalga hasta una ciudad sin ley. El sheriff ha sido asesinado y su sustituto es un joven inexperto (Anthony Perkins). Cuando descubre que Morg antes que cazarrecompensas fue un agente de la ley, le pide que lo instruya.
Nos situamos en un pequeño pueblo en el viejo y salvaje oeste, un oueblo gobernado por empresarios, banqueros y algún que otro malvado pistolero/criminal. Un día a este pueblo llega Henry Fonda, interpretando a un cazarrecompensas, con una actitud bondadosa, justa y unos valores inquebrantables, pero solitario y marcado por un profundo dolor, la pérdida de su mujer e hijo. Fonda solía ser sheriff, era amigo de todo el pueblo y todo el pueblo le respetaba, pero un día su mujer e hijo se pusieron enfermos, necesitaba dinero urgentemente para financiar sus tratamientos, pero aquellos banqueros y empresarios que tanto protegía, que tan amigos eran de él, le dieron la espalda, alegando que no se puede mezclar dinero con lo personal, "negocios son negocios".
Por otro lado tenemos a un joven Anthony Perkins, interpretando a un ingenuo e inocente sheriff, quien tendrá que tomar las riendas de un pueblo que se ha quedado desprotegido. Será gracias a Fonda cuando aprenda a lidiar con los problemas y los malos, con carácter y justicia.
Es una película que trata muchísimos temas interesantes, bellos y con enorme carga filosófica. En otra película, Fonda entrenaría a Perkins sin problema, pero en esta película se niega, ya que Fonda está marcado por un enorme dolor, una que surge a partir de la muerte de sus seres queridos, cuando ninguno de esos "amigos", a los que tanto protegía arriesgando su propia vida, le quiso ayudar. Fonda ve en Perkins a un joven ambicioso y con sed de justicia, pero inocente y sin nervio. Así que Fonda, no le instruye, le aconseja que lo deje, que no vale la pena, porque todo ese aprecio y respeto que la gente te tiene, y todo ese sentimiento de satisfacción y poderío que te da la placa, cualquier día se esfuma de golpe. El único consejo que Fonda le da a Perkins, es que intente a través de la palabra el desarmar a sus enemigos, para encerrarlos y juzgarlos limpiamente, y porque es el dever que tiene como sheriff, pero que en cuanto note el mínimo movimiento, que lo mate, ya que sólo así se sobrevive.
Anthony Mann crea un pequeño mundo, con un enorme y magnífico abanico de personajes. La frialdad y el cinismo se ven representados en los empresarios; la valentía, juventud e ingenuidad y el sentimiento de justicia, se ven retratados en Perkins; la madurez, la sabiduría, la realidad y el dolor, en Fonda; y toda la parte del subtexto relacionada a la discriminación racial, se ve reflejada en esos bandidos y pueblerinos violentos y maleducados. Así les han educado, y si has crecido convencido de algo, luego es mucho más complicado desligarte de ello.
Tenemos toda la línea narrativa en relación a Perkins y a Fonda, luego la delos criminales y Perkins, luego la de Fonda y la mujer con el niño mestizo... todas ellas construidas a la maravilla a partir de unos personajes trazados con una sensibilidad y un ingenio impecable. Los personajes sirven para personificar todas las ideas que la obra quiere transmitir y, a su vez, para crear distintas líneas narrativas, que poco a poco, a lo largo de la obra, irán construyendo todo y diseccionando cada apartado, hasta finalmente concluir todas ellas en un formidable final.
Anthony Mann se toma una hora y media para construir una obra sensacional, un pequeño mundo compuesto por distintos grupos de personajes, donde cada uno de estos grupos busca transmitir un mensaje.
Es impresionante la capacidad que tiene Anthony Mann de engrandecer a sus personajes utilizando el lenguaje cinematográfico para ello. No son grandes decorados, no tiene artificios ni planos imposibles, aunque la fotografía es excelsa, pero logra componer una historia magnífica, donde todos los elementos que componen el apartado visual, juegan a favor de sus magníficos personajes. Es brillante la capacidad que tiene a la hora de grabar a sus personajes, ensalzando cada gesto, mirada, actitud...
En aspectos formales es maravillosa y en cuanto a guión ya ni que decir. Tiene unos diálogos portentosos, llenos de fuerza y con una carga dramática tremenda. Henry Fonda está sobresaliente como siempre, aunque Perkins está bastante verde, se nota que era muy joven, se le nota indeciso y falto de confianza. Y tenemos dos villanos maravillosos, unos increíbles Lee Van Cleef y Neville Brand. Una película que ha envejecido a las mil maravillas y que a día de hoy sigue siendo impecable, le da mil vueltas a muchas otras que necesitan millones y millones de dólares y efectos especiales de última tecnología, para luego no lograr ser ni la mitad de buenas. Un 8'8.
Nos situamos en un pequeño pueblo en el viejo y salvaje oeste, un oueblo gobernado por empresarios, banqueros y algún que otro malvado pistolero/criminal. Un día a este pueblo llega Henry Fonda, interpretando a un cazarrecompensas, con una actitud bondadosa, justa y unos valores inquebrantables, pero solitario y marcado por un profundo dolor, la pérdida de su mujer e hijo. Fonda solía ser sheriff, era amigo de todo el pueblo y todo el pueblo le respetaba, pero un día su mujer e hijo se pusieron enfermos, necesitaba dinero urgentemente para financiar sus tratamientos, pero aquellos banqueros y empresarios que tanto protegía, que tan amigos eran de él, le dieron la espalda, alegando que no se puede mezclar dinero con lo personal, "negocios son negocios".
Por otro lado tenemos a un joven Anthony Perkins, interpretando a un ingenuo e inocente sheriff, quien tendrá que tomar las riendas de un pueblo que se ha quedado desprotegido. Será gracias a Fonda cuando aprenda a lidiar con los problemas y los malos, con carácter y justicia.
Es una película que trata muchísimos temas interesantes, bellos y con enorme carga filosófica. En otra película, Fonda entrenaría a Perkins sin problema, pero en esta película se niega, ya que Fonda está marcado por un enorme dolor, una que surge a partir de la muerte de sus seres queridos, cuando ninguno de esos "amigos", a los que tanto protegía arriesgando su propia vida, le quiso ayudar. Fonda ve en Perkins a un joven ambicioso y con sed de justicia, pero inocente y sin nervio. Así que Fonda, no le instruye, le aconseja que lo deje, que no vale la pena, porque todo ese aprecio y respeto que la gente te tiene, y todo ese sentimiento de satisfacción y poderío que te da la placa, cualquier día se esfuma de golpe. El único consejo que Fonda le da a Perkins, es que intente a través de la palabra el desarmar a sus enemigos, para encerrarlos y juzgarlos limpiamente, y porque es el dever que tiene como sheriff, pero que en cuanto note el mínimo movimiento, que lo mate, ya que sólo así se sobrevive.
Anthony Mann crea un pequeño mundo, con un enorme y magnífico abanico de personajes. La frialdad y el cinismo se ven representados en los empresarios; la valentía, juventud e ingenuidad y el sentimiento de justicia, se ven retratados en Perkins; la madurez, la sabiduría, la realidad y el dolor, en Fonda; y toda la parte del subtexto relacionada a la discriminación racial, se ve reflejada en esos bandidos y pueblerinos violentos y maleducados. Así les han educado, y si has crecido convencido de algo, luego es mucho más complicado desligarte de ello.
Tenemos toda la línea narrativa en relación a Perkins y a Fonda, luego la delos criminales y Perkins, luego la de Fonda y la mujer con el niño mestizo... todas ellas construidas a la maravilla a partir de unos personajes trazados con una sensibilidad y un ingenio impecable. Los personajes sirven para personificar todas las ideas que la obra quiere transmitir y, a su vez, para crear distintas líneas narrativas, que poco a poco, a lo largo de la obra, irán construyendo todo y diseccionando cada apartado, hasta finalmente concluir todas ellas en un formidable final.
Anthony Mann se toma una hora y media para construir una obra sensacional, un pequeño mundo compuesto por distintos grupos de personajes, donde cada uno de estos grupos busca transmitir un mensaje.
Es impresionante la capacidad que tiene Anthony Mann de engrandecer a sus personajes utilizando el lenguaje cinematográfico para ello. No son grandes decorados, no tiene artificios ni planos imposibles, aunque la fotografía es excelsa, pero logra componer una historia magnífica, donde todos los elementos que componen el apartado visual, juegan a favor de sus magníficos personajes. Es brillante la capacidad que tiene a la hora de grabar a sus personajes, ensalzando cada gesto, mirada, actitud...
En aspectos formales es maravillosa y en cuanto a guión ya ni que decir. Tiene unos diálogos portentosos, llenos de fuerza y con una carga dramática tremenda. Henry Fonda está sobresaliente como siempre, aunque Perkins está bastante verde, se nota que era muy joven, se le nota indeciso y falto de confianza. Y tenemos dos villanos maravillosos, unos increíbles Lee Van Cleef y Neville Brand. Una película que ha envejecido a las mil maravillas y que a día de hoy sigue siendo impecable, le da mil vueltas a muchas otras que necesitan millones y millones de dólares y efectos especiales de última tecnología, para luego no lograr ser ni la mitad de buenas. Un 8'8.