Un estudiante de posgrado (Nicholson) hace frente a una reciente ruptura mediante la realización de entrevistas con varios hombres. 

Una película que a priori parece corta, pero su escueto material no la hace ligera, porque en contenido es muy densa. Para empezar la película tiene un lenguaje cinematográfico desconcertante.

No hay prácticamente nada de cohesión, es una película con planos impostados y cortes bruscos, tiene hasta cierto carácter semidocumental, pero que no funciona del todo. No hay nada que funcione entre sí: tenemos una línea narrativa principal totalmente nula, secuencias sin cohesión narrativa alguna y un guión que no se decanta por nada.

Es una película que dura muy poco, pero se hace muy larga. Toda la obra resulta un patético estudio sociológico, donde las conclusiones son totalmente difusas, al igual que las intenciones de John Krasinski. Sus largos monólogos intentan ser interesantes, divertidos, reflexivos, románticos... pero no resultan más que fragmentos que se sienten copiados y pegados de su obra original, la cual no creo que Krasinski haya entendido.

En su mente era un ejercicio estilístico brillante, adornado con un interesante y divertido guión, pero resulta una obra totalmente vacía, cuyos elementos no funcionan en absoluto entre sí, y que sólo es salvada por ciertos actores, en ciertos momentos. Porque es una obra cuyo peso recae mucho en los actores que haya en escena, por lo que dependiendo del actor puede ganar o perder. Una obra soporífera. Un 4'8.