Johnny (Marlon Brando) es el carismático líder de un grupo de motoristas pendencieros que llegan a un pequeño pueblo californiano. En medio del alboroto que montan él y sus colegas, Johnny se sentirá atraído por Kathy (Mary Murphy), la hija del sheriff local.

Tras la segunda guerra mundial, donde los jóvenes estadounidenses fueron enviados a una muerte casi segura, la sociedad estadounidense comenzó un declive tras ceder ante promesas de posguerra que nunca se cumplieron. La obra refleja una juventud insatisfecha, lanzada a la carretera con esas motos y esas chupas de cuero que no son más que sinónimo de libertad. La película fue lanzada ante la preocupacion de los adultos y para prevenir esta situación, pero logrando precisamente el efecto contrario en los jóvenes, quienes veían al personaje de Marlon Brando como un icono.

Brando encarna a un líder inconformista, salvaje, solitario... que formará alboroto junto con su banda en el pueblo al que acaban de llegar. Veremos a Brando pasearse de un lado a otro con ese descaro y esa presencia que tiene, rompiendo corazones y levantando pasiones. Pero él se fija en Kathie, la chica guapa e inteligente que rechaza al malote que tiene detrás a todas, y claro, como es la que le rechaza, Brando se obsesiona con ella.

Una historia con un planteamiento flojo, con una narrativa llena de altibajos, y unos personajes mal definidos y sin desarrollo ni profundidad. Una obra que ha envejecido terrible, a día de hoy se percibe como impersonal y torpe, más centrada en consolidar a Brando como figura que en narrar una buena historia. La película se resume en Marlon Brando y sus secuaces dando vueltas por el pueblo en moto, en diálogos vacíos y sin sustancia, y en una historia de amor que no cautiva ni va a ningún lado. Una americanada más que sólo cala en su país natal. Un 5'5.