En el complejo residencial de la torre Stareliner, un científico crea, por medio de unas modificaciones genéticas, una especie de babosas. Cuando estos seres penetran en el cuerpo de un hombre lo convierten en un enfermo aquejado de un insaciable instinto sexual y asesino.

Un experimento deriva en un parásito que convierte en enfermos y depravados sexuales a sus huéspedes. Como una película con una premisa tan rocambolesca puede ser tan importante en la historia del cine. Pues lo es, porque es la primera obra donde Cronenberg va trazando su propio lenguaje cinematográfico, que alcanzará su cumbre en los ochenta con 'Scanners', 'Videodrome' o 'Inseparables'.

Cronenberg trata temas como la represión sexual a través de un parásito enloquecedor, lo que en un principio era una divertida obra de serie b, se convertirá en una de las primeras de las muchas reflexiones sobre el sexo, la enfermedad, la tecnología y la condición humana, de David Cronenberg. Perversión, mutación, enfermedad, sexo, sangre... son constantes en la filmografia de Cronenberg.

La escasez de medios no fue un impedimento para lograr una gran puesta en escena. Un buen director no es quien necesita todos los medios del mundo para hacer una gran película, sino quien logra hacerla con lo que tiene. Y Cronenberg tenía muy poco, pero logró crear una atmósfera opresiva, perversa y sofocante, y los efectos prácticos de la película son sumamente artesanales y visualmente maravillosos.

Cronenberg nos anticipaba lo que sería su obra, con muy pocos medios, pero con grandes resultados. La obra bien no es perfecta, el trabajo de iluminación es nefasto y el guión no es el más inteligente que Cronenberg tenga, pero tiene escenas muy potentes que generan mucho impacto en el espectador, una gran puesta en escena, un tratamiento del espacio maravilloso y unos recursos estilísticos y efectos prácticos muy originales e interesantes. Cronenberg nos narra la liberación sexual del individuo a través de un parásito enloquecedor, como si se tratara de 'Teorema' de Pasolini. Larga vida a la nueva carne. Un 6'3.